Mónica y Cristóbal junto a sus hijos, Cris y Willy, nos acompañarán en esta aventura. De tanto mirar a la televisión, algo muy pero que muy extraño les ocurrirá, y la única manera de salir del lío en el que se van a meter será ¡CONCURSAR!
O aprenden a jugar como lo que son, una familia, o perderán el billete de vuelta a casa.
¡¡A nosotros nos toca espabilar y ayudarlos, si no queremos que se queden para siempre ATRAPADOS!!
Los alumnos han experimentado el paso del individualismo a la generosidad y fraternidad, teniendo como centro presente a Dios. En un mundo donde impera la violencia, el individualismo y la comodidad, nos sentimos llamados a vivir como grupo, como familia, que somos testimonio gozoso de fraternidad, y hacedores de paz y de comunión. Hemos tenido momentos de comunicación y diálogo desde el respeto y la transparencia; que acogen la riqueza de la diversidad y son generadoras de esperanza.
Para transmitir esta verdad hemos utilizado la historia de una familia que de tanto mirar la televisión se han quedado ¡atrapados! en ella. La única manera de salir es participando en concursos que les enseñen a jugar como lo que verdaderamente son una familia, con seres individuales, pero que en grupo suman mucho más.
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